Vuestras Historias


10-10-2010 Aventura Mauritana



Os quiero contar desde aquí mi gran aventura vivida este pasado mes de agosto en África, hacer una travesía desde Brunete, (Madrid), hasta Nouadhibou, (Mauritania), era todo un reto para mí, no sabía si la salud me iba a respetar, aunque me conservo bien, pero la edad era un impedimento, y también había oído hablar de Tierra de Nadie, y el atravesar esta zona era otro gran reto a batir, pero tras un buen chequeo, bien maqueado, y con lo imprescindible para afrontar esta aventura, el día 30 de julio, por la tarde yo estaba en la Plaza Mayor de Brunete dispuesto a partir hacia otro continente.

Pero antes de pasar a contaros ésta, “Mi Aventura”, seguiré unas pautas de protocolo y me presentaré:

Aunque de origen francés, siempre he vivido en España, repartiendo mi estancia entre Madrid y Toledo, mi edad es de veinte años, y mi residencia actual es en un pueblecito de Toledo, mi nombre es Renuard Vingt Etun, aunque soy más conocido por Renault 21, si, si habéis leído bien, soy simplemente un vehículo, ¡¡Bueno que digo yo!!, ¿Simplemente un vehículo?, ¡¡Un señor vehículo!!, pues he bajado hasta Nouadhibou, y he vuelto a subir, ¡¡todo un campeón!!, como hice referencia anteriormente, me hicieron un buen chequeo, me pusieron muy guapo con mis vinilos de “Equipo Musaraña”, y junto a mi paisano Peugeot, el día 31 de julio tomábamos rumbo a Nouadhibou, pero quiso la mala suerte que mi compañero se quedase en puertas, pues
enfermó un poco antes de embarcar en el ferry.

Yo llevaba a cuestas a Tamara, quien me guió por tierras Africanas, y a Juan, que se agregó a última hora, y mi compañero Peugeot, llevaba a Dani y a Lula, pero tras la inesperada enfermedad de mi compañero, tuvimos que replantear todo el equipaje de ambos, sobre mi, y aunque soy espacioso, no pude transportar todo lo que llevaban, por lo que todo el material de cocinar, con parte del material de acampada, tuvo que regresar hacia Madrid, pues Peugeot, volvió al lomo de una grúa.

En esos momentos se vivieron momentos de desesperación y amargura, pues habían sido varios meses de preparación para partir hacia el otro continente.

Pero entre todos los pasajeros se fueron animando unos a otros, y dispusieron que sería una aventura nueva, aunque los grandes perjudicados al final serían Marisa y Luis a lomos de su Toyota KXR, y Blanca y Toni con su Land Cruiser, pues su viaje iba a ser más relajado, e iban a hacer acampadas en lugares concretos y planificados con anterioridad, pero tras el desgraciado desenlace de Peugeot, tuvieron que transportar el material de acampada de los pasajeros que llevaba yo, teniendo que realizar prácticamente el mismo recorrido que hicimos nosotros.

El viaje en el ferry no me fue nada mal, ni me mareé ni nada por el estilo, y tras atravesar frontera marroquí, fuimos dirección a Ksar el Seghir, donde nos encontramos el Hotel – Restaurante Diamant blue, aunque en principio nos íbamos a quedar a descansar allí, al final decidieron cortésmente dejar las pocas plazas que había, a otros pasajeros que llegaron después montados sobre sus vehículos, esta demostración de cortesía nos costó caro, pues no fuimos capaces de encontrar alojamiento hasta las 2:30 horas de la madrugada, y sinceramente, a mí me dolían hasta las bielas, después de tantos kilómetros, pero esto sólo era el principio de la aventura . . .

Al día siguiente partimos bien temprano, no sin antes mimarme un poco, (igual que en todo el viaje), me hacían un chequeo diario, cosa que yo agradecía, el recorrido fue largo y entretenido, según íbamos acumulando kilómetros, Tamara y yo íbamos cogiendo confianza, hasta el punto que daba la sensación de haber estado siempre juntos, reitero los kilómetros acumulados fueron muchos, y para que os hagáis una idea os voy a decir por donde pasamos, y luego juzgad vosotros mismos:

Tánger - Ksar es Seghir - Souk-Khemis-des-Anjra – Tetuan – Chefchaouen – Pont Du Loukos – Karrouba – Mjara – Fez – Sefrou – Ifrane – Boulemane – Boulojoul - Gorges du Ziz - Presa de Hassan Addakhil – Tirhiourine - Er-Rachida - Palmeral del Ziz - Merzouga – Alnif - Gargantas del Todra – Imilchil - Lagos Tislit e Iseli - El ksiba – Marrakech – Essaouira - Sidi Kaouki - Douar Cheikh – Taguent – Imsouane – Tiznit - Sidi Ifni - Tam Tan - Acantilado de Akhfenir – Tarfaya - Puesto de Tah - Cabo Bojador – Dakhla - Cabo Barbas – Nouadhibou.

¿Qué os ha parecido?, no está mal para mi edad, con cuatro ocupantes y su correspondiente equipaje, hay que tener un par de cilindros para hacer este recorrido, y no dar ningún problema, ¿verdad?.

Durante este recorrido hay mil y una anécdotas, pero es obvio que si las cuento todas, sería casi como escribir una enciclopedia, si os puedo resumir que hubo prácticamente de todo, risas, gastroenteritis, intentos de abandono, sueño, sed, calor, frío, se descubrió que una de las leyendas que se habían oído, pero jamás mis ocupantes habían visto realmente, como era la existencia de las minas en “Tierra de Nadie”, existían de verdad, pues estando el segundo día en Nouadhibou, pudimos oír el gran estruendo de la explosión de una de ellas, y la cortina de humo que salía posteriormente.

Ya hacía meses que me habían explicado que mi destino era la venta en Nouadhibou, para una buena causa, pues el importe de mi venta iba destinado a ayudar al orfanato construido por Amigos Unidos por África, en esta población Mauritana, por lo que bajé hasta allí convencido que aunque no terminase en buenas manos, al fin y al cabo era todo por una buena labor, pero quiso el destino, que a mi no quisieran venderme, y que tuviera que hacer el camino de vuelta hasta Toledo, lugar donde me encuentro, y porque no decirlo me alegra un montón no haber caído en malas manos.

Mi llegada al Orfanato fue espectacular, llegué a soltar incluso alguna gota del limpiaparabrisas, lo que los humanos llamáis lágrimas, pues eso, yo derramé alguna, al ver a esos niños indefensos, corretear alrededor de mi, como se subían por todos los lados, capó, techo, en el interior, les encantaba hacer que conducían, tocar el claxon, en fin una gozada, permanecí allí pocos días, puesto que como conté anteriormente, al final mi destino no llegó a ser Nouadhibou, ya fuera por malentendidos entre algunos de los de allí presentes, ya fuera por las nuevas leyes Mauritanas que prohíben la venta de vehículos con algunos añitos de más, o bien fuera, porque al fin y al cabo yo pertenecía a una ONG, mis dueño reales, Blanca y Toni, pertenecen a una ONG, y el resto de integrantes de este viaje: Tamara, Lula, Marisa, Dani y Luis, pertenecen a una ONG, y bien sea por pertenecer a ella, o simplemente sea por humanidad, no estaban dispuestos a dejar abandonado a uno de sus componentes en Tierras Mauritanas, por lo que tomaron la decisión de hacer una piña, y regresar todos unidos, incluyéndome a mí, de regreso a España, pero . . . esta es otra historia . . . yo tan solo puedo decir que en mi nombre y en nombre de Juan, os damos nuestro máximo agradecimiento, y que ya sabéis que estamos para lo que necesitéis, aunque a mí personalmente no me pidáis de nuevo otro viaje como ése, que a la vuelta me dolía hasta la suspensión.

Pero esto se acaba, y esta es mi vivencia muy resumida, como decía un personaje de los que había por allí en Nouadhibou, “que no te lo cuenten”.

Juan