Nuestras Historias


02-08-2011 Crónica Nouahdibou 2001 de Juan



A quien no haya visitado jamás Nouadhibou, puedo hacerle un pequeño resumen de cómo es esa ciudad, podemos compararla a la ciudad de Manhattan en Nueva York, la distribución de sus calles guardan un orden estructurado de forma geométrica de calles ordenadas horizontal y verticalmente.

Al igual que en Manhattan, puede hacerse negocio, la muestra es que en cuanto llega un europeo y huelen a euros, tratan de sacarte todo lo posible, pero también existe la parte contraria, el europeo que llega allí a realizar sus negocios, y son capaces de vender un viejo coche, (que en cualquier desguace habría que pagar por dejarlo), pues allí lo venden, ó los que con el tema de ayudas a los necesitados, cooperación y demás, sacan una buena tajada, perjudicándonos a los que realmente hacemos esto de forma altruista.

La comparación con la ciudad neoyorquina, hasta ahora es la distribución de sus calles, y el “negocio”, que en ella existe, ahora bien, imaginaros lo anterior con tan sólo las principales vías asfaltadas, pues la mayoría son de tierra, sus viviendas en un 90%, construidas de bloques de cemento gris, además en estas calles existe un promedio de cabras superior al número de habitantes que hay por metro cuadrado, campando por las calles, eso si, con sus correspondientes pulgas, y además si le añadimos a estas calles un número infinito de bolsas de plásticos, botella y todos los residuos generados por su población, tiradas por las calles, tendremos como resultado, la ciudad de Nouadhibou.

Si a lo vivido en Nouadhibou tuviera que ponerle un título cinematográfico sin duda no sería otro que el de “Paranormal Activity”, aunque pensándolo bien habría otro título que encajaría a la perfección, “No me chilles que no te veo”, pues la verdad que griterío había por doquier.

En este viaje han aflorado varios valores de los cuales en situaciones normales, y viviendo nuestro día a día prácticamente no lo valoramos, y no son otros que la limpieza y el orden, pero de esto hablaré más adelante, ahora comenzaré la casa por el tejado.

Era el pasado día 25 de junio, cuando Marisa, Charo y yo, tomábamos el vuelo de Madrid a Las Palmas, no sé si el piloto controla a la perfección ese cacharro con alas, o es motivo del constante cruce de dedos de Charo, (pues jamás había volado), el caso que tomamos tierra sin problemas alguno.

Al día siguiente debíamos de tomar el vuelo de Las Palmas a Nouadhibou, en la “avioneta”, nombre con el que lo bautizó Charo, y personalmente me gustó más el vuelo en este tipo de avión que el del Airbus.

La verdad que al volar a menos altura e inferior velocidad, las típicas molestias de cabeza no aparecen, y ver desde arriba el Sahara, pues merece la pena.

Tras dos horas y media de vuelo, tomamos tierra en el aeropuerto de Nouadhibou, estoy seguro que AENA, al construir la T4, no ha copiado absolutamente nada de allí.

Al entrar para realizar el control de aduanas, un caos, como si estuviesen de oferta, hay guardias por doquier, todos con uno o varios papeles en la mano y dando vueltas, además creo que deben de tener un serio problema de miopía, pues aunque cerca unos de otros allí todos chillan, pues me imagino que no se deben de ver, ja,ja.

Los típicos problemas de ¿Dónde va a dormir usted?, ¿Dónde va a vivir?, ¿a que viene?, en fin todo esto, pero como si de una buena película de Tarzán se tratase, “tu chita, yo Tarzán”, vamos que ninguno de los dos se entera, pero al final pasas y te sellan tu pasaporte.

Allí estaba nuestra “limusina” esperando, ahora que está tan de moda las denuncias por violencia de género, si la furgoneta de AxA, pudiera denunciar por maltrato, seguro que lo haría, pues en ella no montamos y nos dirigimos hacia la casa que AxA, tiene alquilada para la estancia de Checho, dejamos el equipaje, y nos dirigimos a conocer el “Polo de Hay Madrid”, pues realmente era el motivo de nuestro viaje.

Una vez en el Polo, Checho nos enseño las instalaciones, que la verdad, aunque un poco abandonadas, pero el centro de desarrollo comunitario, (Centre developpement communautaire Hay Madrid) que construyó allí la Agencia de Cooperación Española, está fenomenal, al cual además dotó de mobiliario, pero es una pena, que como es habitual, tengan la costumbre de no cuidar las cosas.

Ahí es cuando empezamos a tomar contacto con los jóvenes del Club Hay Madrid, estos jóvenes, pertenecían a tres diferentes clubs ó asociaciones, y un día decidieron unir esfuerzos, gracias a Laura de CEAR, que les ayudó en todos los temas burocrático llegaron a crear lo que hoy es el Club Hay Madrid, éstos jóvenes son el motivo de que éste viaje haya tenido su lado positivo, pues es admirable su comportamiento, educación y saber estar, son chavales que la mayoría han realizado su examen de selectividad, con un nivel cultural alto, arreglo al país donde viven, quizás yo me había hecho falsas conjeturas de que realmente nos íbamos a encontrar con algo más de pobreza e incultura, pero me sorprendió ver como alguno de los chavales, incluso cambiaba de modelo de ordenador portátil, según el día.

Desde este día y hasta el día que volvimos fue todo realizado a contrarreloj, debía de estar todo listo para el día del acto de clausura del curso de los talleres, todo se enredó por motivos de la construcción del escenario, como si del disco de Leño, “más madera”, se tratara, se construyo un entramado de maderas para sujetar la tarima del escenario, que casi al final se queda macizo, ja,ja.

Fenomenal trabajo el de los chavales, admirable la cantidad de horas empleadas, y Chapeaú por aguantar las continuas broncas.

Uno de los días se empleó para visitar y entregar las invitaciones a las diferentes “autoridades”, de Nouadhibou, esto es otro show, entre muchos de los lugares y “autoridades”, estuvimos en la delegación regional de los jóvenes y del deporte, pero ¡¡Bingo!!, ése día había un montón de personalidades, entre ellos dos españoles de Agencia de Cooperación Española, para el acto de poner la primera piedra y toda esa clase de parafernalia, de un futuro polideportivo, por lo que nuestro gozo en un pozo, tuvimos que volver al día siguiente.

Otro de los temas más sorprendentes y más anecdóticos en Nouadhibou es realizar compras, tenemos que ir un día a comprar tela negra para hacer la caja negra para el acto, pues cualquier teatro que se precie debe de tenerla, y guiados por Fadel, otra de las personas admirables que hemos encontrado en este viaje, y llevados en su vehículo, (la antigua furgoneta de Checho que éste se la compró), llegamos al Zoco, y concretamente a la tienda que nos va vender la tela, el vendedor muy atento, amable, servicial y muy activo, ¡¡vamos que ni se movió del mostrador!!

Pero hablando de compras y de dependientes viene cuando debemos de buscar un lugar que nos imprima documentos que llevo en un pendrive y nos haga fotocopias, porque eso sí exagerando un poco a estilo andaluz, fotocopias hemos hecho casi un palét, bueno retomo el tema del pendrive, no tan solo no nos imprime los documentos, sino que además de forma misteriosa los documentos se pierden por arte de magia, pero no contento con esto, el tío me formatea el pendrive y además lo desconfigura de tal forma que posteriormente ningún ordenador lo reconocía como unidad de disco, pero no pasa nada, como en otras tantas veces en este viaje, cuento hasta cien, inspiro y expiro, profundamente, me acuerdo de toda su familia, y me marcho con mi cabreo y una cosa que no funciona pero que se llama pendrive. Anécdotas en estos días hay mil, contarlas todas sería casi como escribir la segunda edición del Quijote, por cierto os recomiendo en Nouadhibou el restaurante con éste nombre “El Quijote”, extraordinario el trato, y además puede comerse comida de verdad.

Daré un vuelco en los días e iré directamente al día de la clausura del curso, ahí hubo de todo, niños gritando, salían hasta de debajo de las piedras, pero lo curioso es que las madres aún chillaban más, ya lo dice el refrán: “de tal palo, tal astilla”, comenzaron a llegar algunos de lo que ellos llaman “autoridades”, como el no se qué de educación, el cual casi seguro que le han dado el puesto a dedo, pues precisamente educación es lo que no mostró en ningún momento, había gente de todas las clases, gente muy educada, como el delegado regional de jóvenes y deportes, gente que como olía a euros iban a ver si podían hacer el negocio del año, los clásicos que les gusta representar, y los que de vez en cuando huíamos momentáneamente a tomar el fresco, “como suele decirse había gente pa tó”, había quien desde el principio hasta días después criticaban cosas tan absurdas como que los jóvenes, no les habían dado un té, pues yo me sumo también a la protesta, y ya nos podían haber dado una jarrita bien fría de cervecita, con una tapita de buen jamón, ¿no?, ¿ya puesto a pedir?, pero hablando en serio, reitero mis felicitaciones a los jóvenes del Club Hay Madrid, por haber realizado tal esfuerzo con tan poco tiempo de preparación, felicitarlos por su saber estar, y por la paciencia y educación demostrada en momentos de tensión.

También felicitar a Sebastián por su comportamiento con los jóvenes ante un momento difícil, cuando la
preparación del catering.

Y desde aquí felicitar a toda esa gente que hemos conocido en estos días, aunque me dejaré a más de uno, pues han sido tantas las personas y nombres que alguno se me olvidará. Hamed, Djibril, Moustáfa, Maghmoud, Moukhtara, Le monde, Eli Cheikh, Bâ, Buna, Cheikh, Moussa, Fadel, Sebastián, Laura, Mirian, Lola, Rosa, a los peques y en general a todos, gracias